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27 de Mayo de 2000

Alta fidelidad

Esta excelente comedia de Stephen Frears continúa el camino de anteriores trabajos en el género, como la fabulosa "Café Irlandés", rodando una comedia más de personajes que de situaciones. Un excelente John Cusack es el alma de la película, hasta el punto que buena parte de la misma nos la cuenta mirando directamente a la cámara. Es difícil que eso funcione, ya que requiere mucha categoría el conseguir que nos creamos una película en la que el actor se pasa la vida hablandonos directamente, pero a Cusack eso le sobra.

Esta historia comienza cuando Laura deja a Rob (Cusack) y éste comienza a relatarnos lo que él considera su Top 5 en cuestión de roturas de su corazón, entre las que se encuentran Catherine Zeta-Jones o Lili Taylor (Cosas que nunca te dije). Mientras, vamos contemplando su vida de adulto que se niega a crecer, de auténtico fetichista del disco y propietario de la tienda Championship Records, cuyas dificultades económicas parecen venir dadas por su oferta principalmente formada por viejos discos de vinilo.

Es una película en que los desordenes amorosos se mezclan con la música pop y rock como nunca antes había visto. Las lista de canciones de éxito de los títulos de crédito parece más extensa que la de especialistas en "Titanic". Muchas de las bromas de la película están relacionadas con la música, como cuando una cliente le pregunta si tienen soul en la tienda - "soul" es alma en inglés - y Rod, en un momento de baja moral, contesta que depende.

Es una historia de un perdedor contada con gracia por un Frears casi invisible, que deja que sus actores se luzcan en una historia que se nos antoja cercana, porque sus personajes lo son. Altamente recomendable, pese a que su estreno ha sido ocultado por el espectáculo de "Gladiator".

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